24.9.07

Estreno de "kyle xy"

La semana pasada (ya, ya sé que tengo que actualizar con más celeridad) se estrenó en Cuatro la enésima serie de la temporada. Creo que las cadenas deberían empezar a tratar bien a las que ya tienen y no tratar de responsabilizar a cada nueva serie de ser la próxima rompeaudiencias. Cuatro le está cogiendo el gusto a requemar House, y se empeña en colarnos "5 Hermanos" (tostón) para tratar de diversificar, pero nocuela. Ahora contraatacan con "kyle xy", que me temo que correrá la misma suerte que "Eureka" o que "Jericho" en Tele5.
Kyle es la historia de un chaval de unos 16 años que aparece en un bosque, sin cordón umbilical, sin saber hablar. Ya hemos visto "Starman" y sabemos de qué palo va la trama principal, ¿no? Pues éso.
La novedad es que esta vez quien cuenta la experiencia es el propio kyle, en primera persona, lo cual lejos de aclarar nada intenta ser más ambiguo, ya que lo explica todo como si acabara de nacer. Me recuerda a un libro de Eduardo Mendoza, "Sin noticias de Gurb", bastante más divertido que esta serie, porque digámoslo ya, esta serie tiene pinta de tostón. Las escenas son lentas, los personajes no tienen lo que se dice carisma, menos aún que los actores, y en general la situación está llevada con una naturalidad forzada (la psiquiatra que lo trata se lo lleva a casa, además de considerar el hecho de que no tenga ombligo algo meramente "curioso") que denota que el guionista tuvo una idea que creyó brillante (que no lo es, ni original tampoco) pero no sabe por dónde tirarla.
El anuncio del próximo capítulo parece sugerir que la serie meterá una subtrama policial para diversificar interés (se ha encontrado un cuerpo y una carta con un símbolo donde se supone que apareció kyle, aunque nadie le viera aparecer), probando un batiburrillo entre la comedia costumbrista de suburbios yankis (el extraño en casa y tal) y la paranoia militarista yanki también (conspiraciones, agencias secretas y señores antipáticos con trajes grises y gafas de sol de serie, claro).
Igual la idea daba para un capítulo doble de Expediente X (qué gran serie), pero mucho tiene que cambiar para aguantar el tirón de la competencia. Si TVE1 se pusiera las pilas con "Perdidos", en dos semanas la hundía a competir con la Teletienda.

10.9.07

No Más Bourne

Pero qué grande es ver que alguien le echa huevos a algo. Hace 5 años empezó una saga depelis de acción que, en un entorno lleno de CGIs imposibles y héroes suprahumanos, apostaba por la sencillez, la contundencia, el realismo y el tratar al epectador como a un adulto. Doug Liman, que después traicionó esa misma premisa con "Mr. & Mrs. Smith", inició una trilogía basada en las novelas de Robert Ludlum con la firme convicción de convertir a Jason Bourne en un icono; Matt Damon mediante, se salió con la suya.
La tercera entrega de la búsqueda de Bourne de su identidad y su pasado tiene menos aspecto de secuela que su antecesora. Si en "El Mito de Bourne" la trama arrancaba por venganza después de un breve periodo de calma, en ésta se empieza como si se siguiera desde el final de la anterior, con Bourne huyendo de la poli de Moscú después de visitar a la hija de uno de sus objetivos para pedirle perdón (toma estilazo). A partir de, digamos, el segundo 12'' de peli, (justo después de que desaparezca el logo de niversal), vamos a toda ostia siguiendo a nuestro prota por media Europa, Tánger y Nueva York en busca de la respuesta definitiva: quién coño me ha metido en ésto. Es tremenda la progresión que ha seguido la saga, pues en cada peli la pregunta apuntaba más arriba y en ningún momento parece que se hayan sacado otra trama de la manga para hacer la secuela; simplemente cada vez Jason tiene más información y recuerda más cosas, y éso le permite buscar más a fondo. En ese sentido, aunque el desarrollo de la trama es algo mecánico (Bourne viaja en busca de una pista, y la consigue in extremis mientras se zafa de quien sea que le persigue en cada escneario), no se tiene la sensación de que han puesto escollos con calzador: en cada secuencia se recopila información vital, una pieza clave del rompecabezas, a la vez que se estrecha el cerco sobre el prota porque inevitablemente se pone al descubierto cada vez que va a buscar algo. Todos los desarrollos son high level, pero la escena de la estación de Waterloo es un Oscar directo al montaje (¿quién es el hijoputa que maneja CINCO puntos de vista diferentes hoy día y consigue que te enteres de todo sin tener que explicártelo?), y la escena de Tánger tiene una de las mejores peleas vistas en pantalla en mucho tiempo (lección de cómo la coreografía se puede usar para hablar de los personajes, que aprendan los Wachowsky).
El realismo y la velocidad siguen presentes. Greengrass, que sólo si le pegara una patada a la cámara ya le saldría un corto decente, no se recrea en planos chulísimos para que veamos lo bien que lucha Matt Damon o lo que se han currado la persecución de coches; aquí lo que cuenta es que tenemos un asesino en el culo y no nos podemos parar a dar vueltecitas y saltitos con dos pistolas y cara de esfuerzo: si el prota salta de una ventana a otra, vamos detrás, pero no ponemos cámara lenta y usamos siete planos para que veamos el salto; saltamos y ya está. Igual estoy cansado de la fórmula Bay, pero a mí esto me emociona más que un contrapicado hiperiluminado e hiperelaborado, qué quieres que te diga.
En cuanto a los actores, se ha dicho que están un poco fríos. Acostumbrados a las muecas de las estrellas y los discursitos de cualquier personajillo, quizá nos cuesta asistir a los ejercicios de desaparación tras los personajes que practican los intérpretes en esta saga (que se ha marcado un reparto conjunto de agárrate los machos: Matt Damon, Franka Potente, Clive Owen, Brian Cox, Chris Cooper, Joan Allen, Julia Stiles, David Strathairn, Scott Glenn, Karl Urban, Albert Finney...). Al margen de Damon, absolutamente sobrenatural en su naturalidad (y no es un personaje fácil de hacer natural, francamente), nadie destaca, pero todo el mundo está impresionante y creíble; gran momento en que Joan Allen da sus razones para ayudar a Bourne: en 6 putas palabras se cierra un arco dramático: toma guionista.
Sí que es verdad que los últimos diez minutos desfallacen un pelín, porque aunque el desenlace es impecable (seco y duro como toda la trilogía), se echa en falta un poco de chicha física, algo de regalo con el "tirador" interpretado por Edgar Ramírez. De todas formas el epílogo, cuando entra la canción de Moby, te deja como te tiene que dejar: sonrisilla cómplice y la sensación de que se ha acabado como tiene que ser: te han hecho disfrutar, te han explicado cosas, y sobre todo, te han tratado como la persona adulta que eres; es la fórmula Bourne. Bienvenidos sean los esquemas si molan tanto como éste.