15.10.06

Volver. Joer con Penélope

Por fin he podido ver "Volver", la última película de Pedro Almodóvar, via videoclub, porque a pesar de ser un Almodóvar duró poquito en cartel (de hecho, ya pocas películas duran mucho en cartel). Y tengo que decir que bueno, yo no la mandaría a los Oscar, pero sólo por una cuestión de abuso; el manchego tiene dos, pero si no fuera por aquello de que hay que dar oportunidades a los nuevos, yo se lo daba ya.
El film cuenta la historia de Raimunda, la Pe, que vive a caballo entre su pueblo manchego natal y la periferia de Madrid, donde tiene su piso hortera, su trabajo de mierda, su marido huevón y su hija adolescente. La Raimunda es una tipa de armas tomar, una mujer de carácter, cuyos sentimientos por su pueblo cabalgan entre la morriña de la infancia y la fimre convicción de allí no tiene una vida a su medida. La acción propiamente dicha arranca cuando se le muere la tía, interpretada por Chus Lampreave en un ejercicio de gracia que si viniera de Lauren Bacall estarían apludiendo hasta en Japón, pero ella no puede asistir por un pequeño lío en el que se ha metido su hija. A partir de ahí, y de la visita al funeral que hace su hermana (Lola Dueñas, otra que está que se sale), que siempre ha sido como la segundona de las dos, y que se trae de vuelta del pueblo algo más que recuerdos y dulces de las viejas: su madre, difunta desde hace años, a la que sin embargo en el pueblo dicen haber visto después de muerta.
Almodóvar abandona en parte su habitual temática cabaretera y más típicamente folclórica para centrarse en algo de lo que ha hablado siempre, pero mucho más personalmente: por un lado, la comunión que hacen las mujeres para sus cosas, y por otro, las costumbres más pintorescas de España, esta vez las que más le llegan, es decir, las manchegas. Lo que cambia esta vez es que el tono es mucho menos esperpéntico (por supuesto, sin abandonar los colorines) y mucho más sobrio, llegando en ocasiones a acercarse al realismo mágico propio del cine iberoamericano de los 60, en especial por el tratamiento que da al tema de la muerte y las costumbres que la envuelven en el entorno rural. Y aunque parezca mentira, cada vez es más verdad y más Almodóvar.
El uso de la cámara, del montaje, la música y sobre todo la fotografía no se alejan de la calidad habitual en el cine del manchego, que después de tantos años y películas no tiene que andar demostrando nada a nivel técnico ni de narración. En mi opinión, además, la sobriedad juega a su favor, porque le permite desnudar su arte de alaracas, y sale ganando de sobra. Y sobre todo, salen ganando sus actrices.
No hablamos de actores porque son pura anécdota. El reparto, casi en su totalidad femenino, es lo mejor de la peli, lo mejor escogido, lo mejor llevado y lo que sostiene todo, y éso en una peli con una factura técnica y un discurso autoral tan potentes como los de "Volver", es decir mucho, mucho. Desde la ya mencionada Lampreave, que compone un homenaje sentido a la madre del director con su habitual gracejo, pasando por una finísima Blanca Portillo, conmovedora y veraz, una Lola Dueñas perfectamente aprovechada como puente entre el espectador y el complejo personaje de Raimunda, una Carmen Maura tan eficaz y natural como siempre; todas están geniales. Quizás flojean un poco Yohanna Cobo, una chica bastante sosa, con un personaje bastante funcional también, y una anecdótica Yolanda Ramos, que supone la habitual presencia esperpéntica de las pelis de Almodóvar, en un episodio que es sin duda lo más prescindible del metraje y que queda algo descolgado. No me he olvidado de la protagonista, porque se merece un párrafo aparte, y es que Penélope Cruz está, a falta de una palabra más halagadora, simplemente perfecta.
La Pe demuestra que lo único que le falla en Hollywood es el agente, y que cuando se pone, la niña lo borda. La Raimunda es un personaje regalado, un cúmulo de matices y un manojo de sentimientos removidos, difícil de interpretar como pocos, y que Penélope Cruz compone con una maestría realmente pasmosa. Destila verdad en todas y cada una de sus apariciones, exceptuando el innecesario Playback de la canción que da título a la película (si la Cruz ya cantó, y estupendamente bien, en "La niña de tus ojos", ¿a qué ostias viene un doblaje tan descarado?). Por lo demás, parece que Almodóvar y ella han alcanzado un entendimiento comparable al que años ha tuvieron la Maura y la Abril, y es que el tono que el director ha querido darle a la película descansa sobre los hombros de la madrileña, y ella lo aguanta con una seguridad aplastante.
En definitva una película muy buena, una historia sencilla y muy sentida, que nos regala a un Almodóvar sobrado de sabiduría y más sincero como director que otras veces en ls que ha querido subrayar su autoría. Personalmente, y aunque insisto, yo no le mandaría a los Oscar porque simplemente creo que a otros les hace más falta, espero que en los próximos proyectos siga regalándonos más películas como ésta, para que la gente empiece a verle desde ya como uno de los grandes genios del cine español, y probablemente del mundo entero.

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