Vía menéame me encuentro con que desde Febrero de 2008 van 23 trabajadores (¡23! ¡Éso son dos equipos de fútbol más utillero!) de France Telecom que se suicidan por, aparentemente, no poder aguantar el estrés y la presión que suponen las al parecer brutales consecuencias de una reestructuración aún más brutal.
El tema del suicidio es bastante delicado y no soy quién para opinar sobre ello, aunque humildemente pienso que atribuir una única causa a algo tan tremendo es un poco simplista; estimo que la situación de alguien que llega a tales extremos debe ser bastante más compleja que lo que podamos sacar en claro ante un café y un rato de parloteo.
Sin embargo, muchos de los comentarios en menéame lo ven muy fácil, y se resumen en un "¿Por un trabajo? Nada, nada, antes es más fácil dejarlo" que, a priori, suena bastante lógico.
Pero pensemos. Nuestra vida se centra en nuestro trabajo, mal que nos pese. Uno "es de" su ciudad, "estudió" tal cosa, pero "ES" aquello en lo que trabaja. es una forma de hablar, pero es bastante ilustrativa de lo bien que nos han metido en la cabeza que somos aquello por lo que nos pagan por ser. En la medida de lo posible, escojemos nuestro lugar de residencia, nuestro momento para tener hijos, y otras cosas mucho menos importantes, en función de las circunstancias que nos ofrece nuestro empleo. Aún a sabiendas de que éstas no dependen, en gran medida, de nosotros.
Desde hace siete meses tengo una vida laboral diferente. Ahoras mismo soy un parado en stand-by, esperando para un empleo temporal, mientras sobrevivo en economía sumergida en un ámbito inestable. Pero durante varios años fui un asalariado de lunes a viernes con un trabajo cualificado, sueldo fijo, pagas y horas extras, estrés postvacacional y toda la pesca. No me arrepiento del cambio, pero decir que fue como cambiar de peluquero sería una estupidez. Y éso que yo fui uno de los gilipollas que, en medio de todo el fregao, se fue de tan maravilloso curro voluntariamente; y aquí llega el quiz de la cuestión: no fue, de hecho, tan voluntariamente, porque la situación venía agravándose desde hacía bien bien un par de años.
Una serie de circunstancias, decisiones y cambios de personalidad dignas de estudio en el seno de la empresa me llevaron de ser un tipo de confianza, válido, currante y con futuro, a un paria molesto, violento, conflictivo, holgazán y con mala fe. Es muy difícil resumir y dar la dimensión adecuada a todas las pequeñas cosas que te llevan a darte cuenta, un día, de que estás rodeado de gente que te quiere lejos y no sabes por qué, mientras otra gente sigue mostrándote su apoyo y su amistad pero no pueden hacer nada para ayudarte. También es difícil expresar con exactitud la rabia y la frustración que se siente al descubrir que un proyecto laboral en el que has puesto años, esfuerzos, ilusiones y sacrificios se te niega porque un hijo de puta con tan malas pulgas como inseguridad y cartón en el cráneo te coge ojeriza y va a por tí. Yo me fui, pero antes aguanté gritos, insultos, desprecios, puñaladas por la espalda, mala reputación y un destierro temporal medio voluntario, medio obligatorio. Durante dos años. Y el no ver salida porque, mal que te pese, tu trabajo es tu medio de vida (no sólo económico, sino que te sientes un profesional de ello y sientes que no sirves para otra cosa), es una nube negra sobre tu cabeza que te persigue constantemente y acaba por nublar todo tu tiempo.
De modo que, si bien no puedo compartir la decisión de esos empleados de France Telecom, sí puedo entender que no consideres tan a la ligera el "pues te vas, y ya está". Existe una ilusión muy reconfortante de que trabajamos para vivir, y no vivimos para trabajar, pero aunque no haya que autoesclavizarse más de lo que nos toca, no podemos autoengañarnos y asumir que tenemos el control sobre éso, porque no es del todo cierto.
En algunos casos, por cierto, vivir para trabajar puede ser la mejor opción, siempre que asumas que aquello a lo que te dedicas, es, además, lo que más te gusta hacer, y además te dejan (o te permites) hacerlo como quieres y como sabes.
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