En 2008 quebró Lehmann brothers. De repente, descubrimos que el sistema no estaba basado en "tanto tienes, tanto vales", sino en "tanto te deben, tanto vales"; el problema era que, al parecer, la moraleja del cuento de la lechera se le había olvidado a todo el mundo.
A partir de entonces, se ha empezado a derrumbar todo. Y todo el mundo se puso manos a la obra para solucionarlo, porque empezaba a haber problemas muy serios: bancos quebrando, países tan endeudados que no podían pagar sus servicios, gente yendo al paro a carretadas. Bueno, pues nos ponemos y en dos tardes tomamos unas cuantas medidas y seguro que esto lo arreglamos entre todos:
-Hubo una cumbre para "refundar el capitalismo" a nivel mundial. En un hotel donde el desayuno costaba 500 euros por persona. Lo pagamos los tontos.
-Grecia fue el primer país europeo declarado oficialmente en quiebra. La UE acordó "rescatarle", ésto es: el banco central europeo presta dinero a los bancos griegos para que éstos paguen sus deudas. Al parecer a todo el mundo se le escapa que pedir un préstamo para pagar otro sólo es una huída hacia adelante. Pero es igual, tira, que lo importante es que tengan líquido.
Con (gran) parte de ese dinero se pagaron bonus millonarios a los directivos de los bancos que habían quebrado. También aumentó el presupuesto de defensa de Grecia, mientras se instauraban medidas como la restricción salvaje de servicios sociales básicos. Ese dinero lo pagamos los tontos.
-El siguiente país europeo en obtener tan estupendo regalo fue Irlanda. Lo mismito que en el país helénico: recortes salvajes, bonus millonarios, dinero que vuela. Dinero de los tontos.
-Por allí por el Norte, donde el frío y donde Bjork, la cosa pintaba ir por el mismo camino. Sin embargo,la presión social llevó a Islandia a decir "GRacias, pero no, gracias", y se convirtió en el primer país con dos cojones bien visibles desde la gloriosa Francia de 1789: recortes en gasto público inevitables, pero dirigidos a defensa y administración estatal, entre ellos, la dimisión en bloque de todo el gobierno. Los banqueros de Islandia han dado, en su mayoría, con sus huesos en la cárcel.
Islandia aún no se ha hundido en una guerra civil, como vaticinaban los que decían que el procedimiento del rescate es la única vía posible. Islandia va a tardar lustros en recuperarse, pero no le debe dinero a ningún banco central, y sus ciudadanos tomaron sus decisiones. Decidieron no ser los tontos.
-Esta misma semana, Portugal ha corrido la misma suerte que Grecia e Irlanda. El gobierno portugués, por lo visto, no se siente muy hermanado con Islandia, y ha decidido poner los culos de sus ciudadanos a disposición del FMI, no sea que también tengamos que dimitir o alguno vaya a acabar en la cárcel. Total, al final pagarán los tontos.
-El día antes de tomar esta decisión, el director del FMI fue arrestado en Nueva York por, al parecer, "rescatar" de su virtud a una camarera del hotel. No es ninguna broma: el colega está en la cárcel.
-Todo ésto nos lleva a esta semana en España. Estamos amenazados por la intervención del FMI, que se frota las manos con la deuda española, ahogados por una tasa de paro simplemente insostenible, y atacados por un gobierno supuestamente progresista que recorta gastos en sanidad y educación mientras mantiene tropas en un lejano y ajeno Afganistán, propone retrasar la jubilación a los 67 años, rebaja el sueldo de los funcionarios un 5%, aprueba leyes que pueden cerrar medios de expresión pública en nombre de un concepto de propiedad intelectual obsoleto; todo ésto ayudado por un paripé de oposición que dice tener la fórmula mágica para arreglar los problemas que creó en parte su gestión del país de hace apenas 7 años, pero no hace una sola propuesta concreta al respecto.
-Ante esta situación, se convocó una tímida protesta vía Internet para el 15 de Mayo, una semana antes de las elecciones municipales y autonómicas que se celebrarán en algunas comunidades. Resultó que la tímida protesta fue un rotundo éxito y desembocó en una serie de acampadas en ciudades españolas. Ahora mismo, 4 días después del inicio, ni la junta electoral de Madrid, que intentó disolver la manifestación declarándola ilegal mandando a los antidisturbios, ha conseguido más que hacer crecer el número de gente que se acerca por curiosidad, solidaridad o porque, si lo prohíben , hay que hacerlo.
-Por una vez, España es el centro de Europa. Miles de personas de países europeos asisten a la primera rebelión ciudadana contra todo lo anterior. Y se suman. Ya hay acampadas en Portugal, Francia e Italia. De gente que está harta de que la manipulen, la mangoneen, le digan que todo lo hacen por su bien mientras gastan dinero a espuertas en descalificar a otro que a la gente le es igual de ajeno. La política se ha convertido en un mundo paralelo que se alimenta a sí misma, desconectada de la realidad que se supone gestiona, y que lo único que hace con la gente es chuparle los recursos; es un virus de ordenador. Y con los virus de ordenador sólo se pueden hacer dos cosas: evitar que te lleguen, y borrarlos cuando te infectan.
-Los políticos y los medios de comunicación, a los que todo ésto les ha cogido con el paso cambiado, intentan explicarlo sin saber siquiera qué está pasando. Se pasean por las concentraciones como pollos sin cabeza, como ése que se cuela en una fiesta a la que no le han invitado y, una vez allí, se da cuenta de que si participa mucho se va a dar cuenta de que molesta. Acabo de ver a Tomás Gómez, candidato a la presidencia de Madrid, en la típica foto de campaña subido a un camión mientras visitaba una fábrica, y no puedo encontrar una imagen más claramente obsoleta de lo que representa la clase política de la que estamos hartos: no engañas a nadie, y haces el ridículo. Ése es el resumen de nuestra clase política.
-Si todo ésto no sirve para nada; si después de las elecciones del domingo volvemos a asistir al baile de asqueroso mangoneo a¡habitual de todas las elecciones, es posible que simplemente nos vayamos a casa derrotados, cansados y decepcionados, Pero yo no creo éso. Creo que lo que está pasando es demasiado grande para que tenga vuelta atrás. Tengo un relativo miedo a lo que puede desencadenarse, pero me puede la ilusión de pensar que el hartazgo es más fuerte, que aún hay esperanza, que si los franceses lo consiguieron hace 200 años quizás nosotros también podamos.
Porque nos hemos cansado de ser los tontos.