Esta noche, la ABC emite el último capítulo de Urgencias. Han sido 15 temporadas de éxito fluctuante, agluna que otra crisis y varios relevos. En la época dorada de las series que vivimos, no parece nada más que el final de otra histórica, en particular una que se aleja bastante del modelo actual, marcado por riesgos narrativos (Lost), personajes impensables hace unos años (House) o temáticas heavy metal (Dexter).
Sin embargo, el fin de Urgencias es el fin de la primera serie que hizo todo éso, ella solita. La primera vez que la sangre salpicó a un protagonista en la cara; la primera vez que morían niños en pantalla; la primera vez que los personajes buenos hacían cosas malas, y los malos decían verdades como puños. La primera serie valiente que logró 40 millones de audiencia en sus buenos tiempos.
No voy a recordar ahora cómo nació Urgencias. Tampoco cómo la maltrató TVE hasta hace bien poco (dadas las circunstancias, no estaría mal que alguna cadena la repusiera desde el principio, en capítulos diarios). Sólo decir que en casa compramos las 3 primeras temporadas de una tacada, y que planemos ir comprándola completa poco a poco. Porque hay cosas que hay que tener.
Urgencias es bastante mejor que muchas series encumbradas actualmente gracias a la salvaje promoción, la novedad y el frikismo Internetero. Es mejor porque es una serie "de médicos", que hace morir de vergüenza a casi todas las series de médicos (y perderse en un vergonzoso infierno de olvido a engendros como "Hospital Central"). Y aunque sus virtudes son muchas, he intentado hacer una listica de lo que en mi opinión la hace tan buena:
1) LA VALENTÍA DRAMÁTICA. En Urgencias no tienen miedo de matar a un crío, o a su madre en el parto. Uno de los protagonistas es un cabrón responsable de varios suicidios. Su protagonista principal murió de cáncer a media serie, y lo vimos. Hay una coja que es una hija de puta, un pediatra putero, un residente drogadicto, un médico que se queda manco por culpa de un helicóptero. Y a todos ellos los odiamos, los compadedemos y los comprendemos según lo que hagan; igual que a las personas que conocemos en nuestra vida.
2) EL RIGOR. Urgencias es médicamente exquisita. No tienen miedo de que no se entienda la mitad de lo que dicen los diálogos. No hay personajes-comparsa ni animaciones CGI que expliquen al público los entresijos médicos en lenguaje comprensible, como en House. Para un profesional del medio, es sorprendente ver que los actores saben ponerse los guantes como se enseña en los institutos y las facultades, mientras sueltan órdenes médicas reales como una ametralladora. Es evidente que está dramatizado, pero cuela porque es una dramatización de la realidad, y no una imitación de otra ficción, como en Hospital Central.
3) EL RITMO. Urgencias es un drama a ritmo de peli de acción, con escenas de acción que duran capítulos enteros. Las tramas se intercalan, se relacionan, se abren y cierran en una sola secuencia o a lo largo de 3 temporadas, lo mismo da. Ruedan las operaciones como John MacTiernan y las conversaciones como Clint Eastwood. La Steadycam vuela por el plató, mientras los despachos y las casas se retratan con serenos planos estáticos, que impactan e involucran más que los primeros planos cámara al hombro, que han dejado de tener sentido a base de exprimirlos. Y está tan bien montada que da rabia: sin aspavientos, sin golpes de efecto, sin excesivos alardes de montajes paralelos ni esa manía actual de vehicular set-pieces con una cancioncilla de moda.
4) LA VALENTÍA TÉCNICA. Son unos sobraos en todo. Hay planos secuencia de 7 minutos, en movimiento, con entradas y salidas de hasta 15 personajes. Hay un capítulo con una inundación y un rescate en helicóptero. En la primera temporada hay un tiroteo en plena calle antes de los créditos. Hay secuencias enteras en despachos o casas rodados con la única luz de una lámpara de escritorio. Y esa pericia la aplican hasta en los momentos más intrascendentes: ayer mismo vimos un diálogo corto en un bar: vemos a Green sentado, en plano estático, y por la ventana de detrás a Ross acercándose; entra en el bar, se sienta, hablan, Greene se levanta y se va, Ross le sigue (y la cámara a él), salen fuera, siguen hablando, Green cruza la calle y la cámara le sigue, se da la vuelta y vemos a Ross frente al bar donde estaban, en la calle. Cualquiera que haya estado en un rodaje sabe que sólo plantearse ésto es motivo de angina de pecho de un par de personas. Y esta gente rueda la serie en 16mm, no en vídeo.
5) EL RIESGO. Cuando tienes una serie con 40 millones de audiencia a pesar de todo lo que tenía en contra, sientes que tienes que mirar más allá del abismo. Y Urgencias lo hizo: un capítulo en directo. El capítulo 200 no se grabó, sino que se interpretó y emitió en tiempo real, como una obra de teatro, con coreografías de actores y equipo técnico que duraban de pausa a pausa publicitaria, con todo el mundo vestido de sanitario por si se colaba en plano cuando no debía, con varias unidades de rodaje siendo pinchadas según tocara. Como el Saturday Night Live de ahora, pero con la dificultad de que ni es un programa de humor donde se permita la improvisación, ni se trata de sketches aislados, sino que tiene que haber una continuidad. Ah, y como en USA hay dos franjas horarias, al acabar el capítulo hubo que volver a hacerlo entero, de nuevo, para la costa Oeste. Ésto, amigos, es un hito. Y lo hicieron dos veces más, en dos temporadas distintas.
6) EL SONIDO. Si ves las escenas eliminadas o las tomas falsas del DVD, te falta algo. Y es que para no distraer ni dificultar los diálogos, gran parte de los cacharritos estaban insonorizados, y metidos sus sonidos en postproducción. Ésto quiere decir que cuando alguien dice "está fibrilando", ha entrado segundos antes un sonido de fibrilación que no estaba en la escena. Parece fácil, pero teniendo en cuenta que los capítulos se montaban en 2 días, y que cada uno de ellos tenía su propia banda sonora independiente, no lo es.
7) LOS ACTORES. Pocos repartos han sido tan ajustados y perfectos como el personal del County. Con la ventaja de poder desarrollarlos a lo largo del tiempo, los actores los hicieron suyos, destilando una sensación de camaradería pocas veces repetida. Los guionistas y la continuidad de la serie tienen mucho mérito en ésto, pero sin duda los intérpretes fueron los auténticos artífices del milagro. Capaces de soltar jerga médica durante minutos y minutos, pisarse deliberadamente, definir estados de ánimos con miradas de un segundo, y pasearse por las escenas como si realmente trabajaran en ese hospital. Y ni todos son guapos y buenos ni todos tienen personalidades retorcidas que den para una trama completa: son simplemente personas, que pueden lucir guapos o feos, o cansados, o exultantes, o extravagantes, o anónimos, según les venga en gana. Como muestra, un botón: la enfermera Lydia, auténtica mina de miradas y frases molonas que pasan como un suspiro; ¿alguien sabe de quién hablo? Pues ni siquiera tenía una trama para ella sola, simplemente estaba ahí, y en Urgencias éso ya es suficiente.
8) LA VARIEDAD. Urgencias va de una sala de Urgencias de un hospital, éso está claro. Pero va sobre todo de lo que puedes encontrate ahí, osea, de cualquier cosa. Aprovecha el microcosmos de los personajes fijos para desarrollarlos en sus vidas, y al mismo tiempo el carácter temporal del paso de los secundarios por el escenario para enlazar miles de cosas. No hay un modelo de capítulo de Urgencias: hay personajes recurrentes, episodios que retratan un día y otros que transcurren en semanas, diagnósticos que no se cierran, medias historias retomadas semanas después. Si el ritmo narrativo de la serie es de titanio, el ritmo dramático es un alarde de chulería: según convenga. Y éso, acotumbrados al desconcierto ya tópico de Lost, o al a veces irritante mecanicismo de House, es una sobrada.
Y además hay cosas como que es emocionante sin ser sensiblera, que tiene un halo poético casual, que tierne sus toques de humor de todos los colores, y que algunos de sus capítulos son verdaderas películas.
No está de más ahora que todo el mundo ve mil series, que nos acordemos de que hoy cierra la que empezó todo ésto, y su mérito va más allá de haber sidom simplemente, la primera.
Sin embargo, el fin de Urgencias es el fin de la primera serie que hizo todo éso, ella solita. La primera vez que la sangre salpicó a un protagonista en la cara; la primera vez que morían niños en pantalla; la primera vez que los personajes buenos hacían cosas malas, y los malos decían verdades como puños. La primera serie valiente que logró 40 millones de audiencia en sus buenos tiempos.
No voy a recordar ahora cómo nació Urgencias. Tampoco cómo la maltrató TVE hasta hace bien poco (dadas las circunstancias, no estaría mal que alguna cadena la repusiera desde el principio, en capítulos diarios). Sólo decir que en casa compramos las 3 primeras temporadas de una tacada, y que planemos ir comprándola completa poco a poco. Porque hay cosas que hay que tener.
Urgencias es bastante mejor que muchas series encumbradas actualmente gracias a la salvaje promoción, la novedad y el frikismo Internetero. Es mejor porque es una serie "de médicos", que hace morir de vergüenza a casi todas las series de médicos (y perderse en un vergonzoso infierno de olvido a engendros como "Hospital Central"). Y aunque sus virtudes son muchas, he intentado hacer una listica de lo que en mi opinión la hace tan buena:
1) LA VALENTÍA DRAMÁTICA. En Urgencias no tienen miedo de matar a un crío, o a su madre en el parto. Uno de los protagonistas es un cabrón responsable de varios suicidios. Su protagonista principal murió de cáncer a media serie, y lo vimos. Hay una coja que es una hija de puta, un pediatra putero, un residente drogadicto, un médico que se queda manco por culpa de un helicóptero. Y a todos ellos los odiamos, los compadedemos y los comprendemos según lo que hagan; igual que a las personas que conocemos en nuestra vida.
2) EL RIGOR. Urgencias es médicamente exquisita. No tienen miedo de que no se entienda la mitad de lo que dicen los diálogos. No hay personajes-comparsa ni animaciones CGI que expliquen al público los entresijos médicos en lenguaje comprensible, como en House. Para un profesional del medio, es sorprendente ver que los actores saben ponerse los guantes como se enseña en los institutos y las facultades, mientras sueltan órdenes médicas reales como una ametralladora. Es evidente que está dramatizado, pero cuela porque es una dramatización de la realidad, y no una imitación de otra ficción, como en Hospital Central.
3) EL RITMO. Urgencias es un drama a ritmo de peli de acción, con escenas de acción que duran capítulos enteros. Las tramas se intercalan, se relacionan, se abren y cierran en una sola secuencia o a lo largo de 3 temporadas, lo mismo da. Ruedan las operaciones como John MacTiernan y las conversaciones como Clint Eastwood. La Steadycam vuela por el plató, mientras los despachos y las casas se retratan con serenos planos estáticos, que impactan e involucran más que los primeros planos cámara al hombro, que han dejado de tener sentido a base de exprimirlos. Y está tan bien montada que da rabia: sin aspavientos, sin golpes de efecto, sin excesivos alardes de montajes paralelos ni esa manía actual de vehicular set-pieces con una cancioncilla de moda.
4) LA VALENTÍA TÉCNICA. Son unos sobraos en todo. Hay planos secuencia de 7 minutos, en movimiento, con entradas y salidas de hasta 15 personajes. Hay un capítulo con una inundación y un rescate en helicóptero. En la primera temporada hay un tiroteo en plena calle antes de los créditos. Hay secuencias enteras en despachos o casas rodados con la única luz de una lámpara de escritorio. Y esa pericia la aplican hasta en los momentos más intrascendentes: ayer mismo vimos un diálogo corto en un bar: vemos a Green sentado, en plano estático, y por la ventana de detrás a Ross acercándose; entra en el bar, se sienta, hablan, Greene se levanta y se va, Ross le sigue (y la cámara a él), salen fuera, siguen hablando, Green cruza la calle y la cámara le sigue, se da la vuelta y vemos a Ross frente al bar donde estaban, en la calle. Cualquiera que haya estado en un rodaje sabe que sólo plantearse ésto es motivo de angina de pecho de un par de personas. Y esta gente rueda la serie en 16mm, no en vídeo.
5) EL RIESGO. Cuando tienes una serie con 40 millones de audiencia a pesar de todo lo que tenía en contra, sientes que tienes que mirar más allá del abismo. Y Urgencias lo hizo: un capítulo en directo. El capítulo 200 no se grabó, sino que se interpretó y emitió en tiempo real, como una obra de teatro, con coreografías de actores y equipo técnico que duraban de pausa a pausa publicitaria, con todo el mundo vestido de sanitario por si se colaba en plano cuando no debía, con varias unidades de rodaje siendo pinchadas según tocara. Como el Saturday Night Live de ahora, pero con la dificultad de que ni es un programa de humor donde se permita la improvisación, ni se trata de sketches aislados, sino que tiene que haber una continuidad. Ah, y como en USA hay dos franjas horarias, al acabar el capítulo hubo que volver a hacerlo entero, de nuevo, para la costa Oeste. Ésto, amigos, es un hito. Y lo hicieron dos veces más, en dos temporadas distintas.
6) EL SONIDO. Si ves las escenas eliminadas o las tomas falsas del DVD, te falta algo. Y es que para no distraer ni dificultar los diálogos, gran parte de los cacharritos estaban insonorizados, y metidos sus sonidos en postproducción. Ésto quiere decir que cuando alguien dice "está fibrilando", ha entrado segundos antes un sonido de fibrilación que no estaba en la escena. Parece fácil, pero teniendo en cuenta que los capítulos se montaban en 2 días, y que cada uno de ellos tenía su propia banda sonora independiente, no lo es.
7) LOS ACTORES. Pocos repartos han sido tan ajustados y perfectos como el personal del County. Con la ventaja de poder desarrollarlos a lo largo del tiempo, los actores los hicieron suyos, destilando una sensación de camaradería pocas veces repetida. Los guionistas y la continuidad de la serie tienen mucho mérito en ésto, pero sin duda los intérpretes fueron los auténticos artífices del milagro. Capaces de soltar jerga médica durante minutos y minutos, pisarse deliberadamente, definir estados de ánimos con miradas de un segundo, y pasearse por las escenas como si realmente trabajaran en ese hospital. Y ni todos son guapos y buenos ni todos tienen personalidades retorcidas que den para una trama completa: son simplemente personas, que pueden lucir guapos o feos, o cansados, o exultantes, o extravagantes, o anónimos, según les venga en gana. Como muestra, un botón: la enfermera Lydia, auténtica mina de miradas y frases molonas que pasan como un suspiro; ¿alguien sabe de quién hablo? Pues ni siquiera tenía una trama para ella sola, simplemente estaba ahí, y en Urgencias éso ya es suficiente.
8) LA VARIEDAD. Urgencias va de una sala de Urgencias de un hospital, éso está claro. Pero va sobre todo de lo que puedes encontrate ahí, osea, de cualquier cosa. Aprovecha el microcosmos de los personajes fijos para desarrollarlos en sus vidas, y al mismo tiempo el carácter temporal del paso de los secundarios por el escenario para enlazar miles de cosas. No hay un modelo de capítulo de Urgencias: hay personajes recurrentes, episodios que retratan un día y otros que transcurren en semanas, diagnósticos que no se cierran, medias historias retomadas semanas después. Si el ritmo narrativo de la serie es de titanio, el ritmo dramático es un alarde de chulería: según convenga. Y éso, acotumbrados al desconcierto ya tópico de Lost, o al a veces irritante mecanicismo de House, es una sobrada.
Y además hay cosas como que es emocionante sin ser sensiblera, que tiene un halo poético casual, que tierne sus toques de humor de todos los colores, y que algunos de sus capítulos son verdaderas películas.
No está de más ahora que todo el mundo ve mil series, que nos acordemos de que hoy cierra la que empezó todo ésto, y su mérito va más allá de haber sidom simplemente, la primera.
vale, te mola "Urgencias"; lo veo claro.
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